martes, 10 de noviembre de 2009

El escándalo universitario de la minifalda de Geisy

Que usar una minifalda en la universidad provoque un revuelo en todo el alumnado, podría ser una escena comprensible en tiempo anterior al siglo XX, o en el Islam. Pero ocurriendo en Brasil en pleno siglo XXI, el caso abre una incógnita para el cuestionamiento: ¿qué tienen en la cabeza esos futuros profesionales (que ya sea como tales o como seres humanamente inservibles, no podrán sino llevar a la ruina a la sociedad) repitiendo, veintiún siglos después, la escena de los que querían apedrear a la adúltera salvada por Jesucristo? A Geisy Arruda la tuvo que salvar la policía militar. La panorámica de los balcones y pasillos del edificio llenos de alumnos gritándole "¡Puta, puta!...", se asemejaba a un amotinamiento en una cárcel.
Tan increíble desorden provocó en las autoridades universitarias la búsqueda de una solución facilista, que se suponía que iría a ser la que menos problemas ocasionara: deshacerse de la alumna usándola de chivo expiatorio. De lo contrario, las medidas disciplinarias deberían tomarse con todo ese alumnado enardecido, comportándose como una masa fuera de control integrada por verdaderos enfermos mentales, delincuentes, represores al mejor estilo de la Inquisición. Pero lo facilista se les tornó de lo más complicado, porque la repercusión noticiosa nacional e internacional del hecho sobrepasó cualquier cálculo imaginable, y porque la sociedad brasileña se puso en favor de la alumna y en contra de las autoridades que la expulsaron y que, ante tanta presión, tuvieron que revocar esa medida. Las cosas se dieron vuelta, y el escándalo pone ahora en juicio a esas autoridades y al alumnado.
Ya es de imaginarse a Geisy en la portada de Playboy, en Big Brother y cuanto programa de televisión le pague bien. Sus estudios de turismo seguramente serán enriquecidos con numerosos viajes por el país y por el mundo, a los que se la invitará, y con empleo en muchas empresas que seguramente la solicitarán. Es increíble que no hayan previsto esto los que la expulsaron creyendo que la estaban castigando, cuando el favor que le hicieron no podría ser mayor.
Hoy es un personaje en Internet: la noticia, sus fotos y videos están por todas partes en sitios de diversos idiomas. El mundo no se merecería ni ganaría nada con que se distraiga la atención de la gente con un incidente de tan poca importancia, si de lo que se tratara fuera de la minifalda en sí; lo realmente importante del caso es cómo pueden estar en una universidad unos salvajes que deberían estar en el Amazonas con arco y flecha (y no como indios, porque ellos seguramente son más civilizados), en alguna pandilla de la favela, o en alguna cárcel, aunque hacia allí seguramente van unos cuántos de ellos, porque con gente así no se hace una sociedad mejor: se hacen bandas delictivas y profesionales corruptos.

Claudio Omar Rodríguez


En el video adjunto se escucha decir al locutor: "Ahora lo que nosotros queremos ver, efectivamente, es qué va a suceder con los verdaderos culpables de toda esta historia: aquellos vándalos, y vándalos de la peor especie... porque ellos no son estudiantes, no; tanto los muchachos como las chicas... precisan una disciplina, una corrección. Nosotros queremos ver la cara de ellos, es a ellos que queremos ver; queremos ver lo castigados que tienen que ser, expulsados, ellos. Y la opinión pública no es burra ni es boba: la opinión pública está clamando para eso.... Este tipo de cosas es inadmisible en Brasil... Vivimos en un país libre, la libertad es nuestra".

http://www.youtube.com/watch?v=R1HH2kNlb58


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