sábado, 5 de diciembre de 2009

Pelota de cuero


Hubo un tiempo en el que jugar al fútbol con una pelota nº 5 nuevita era todo un privilegio. Gozaban de él los chicos de familia más adinerada y los grupitos de amigos más organizados y exigentes, que reunían unos billetes entre todos para comprar la esfera sagrada. Si no había dinero, las alternativas eran diversas. Se podía usar una vieja pelota descolorida, descocida, desgajada, algo desinflada al rato de inflarse, y hasta ya algo ovalada; armar una de trapo o, si había unas monedas, recurrir a una de goma de esas baratas que se vendían en comercios de barrio, al menos así había algo más esférico para hacer rodar bien, y picar (propiedad física muy importante, que la pelota de trapo no poseía). Si había unos billetes, se podía optar por una nº 4. A veces ella terminaba siendo la gastada y agonizante a la cual recurrir, a falta de una nº 5 en las mismas condiciones.
No obstante el desgaste, una pelota vieja era apreciada con gratitud, porque ofrecía, al menos, la oportunidad de jugar, como fuera, con lo que sea. La vieja pelota era un objeto de culto. Guardaba la memoria de cada cabezazo, de cada traslado habilidoso, de cada toque, de cada despeje, de cada pelotazo largo, de cada centro, de cada tiro al arco, de cada atajada, de cada gol.
Pero cuando aparecían los del otro barrio o del otro grupo de amigos con una pelota mejor, ella era venerada como la Virgen (y más si estaba nuevita) y la heroína de tantas batallas era despreciada como una prostituta avejentada ya usada y descartada, un objeto inservible y desechable arrinconado tras el fondo de la cancha, al menos por el momento. Hasta que los de la pelota nueva se iban, y había que rendirse a la veterana, reingresándola al campo de juego.
En caso de pinchadura, una cirugía de trasplante de cámara y unos puntos de sutura le prolongaban la vida útil indefinidamente, una y otra vez que algún objeto punzante produjera daños internos. Si las ruedas de algún camión inoportuno la reventaban, era una catástrofe para un shock emocional por la pérdida irreparable, poniendo en duelo al grupo desgraciadamente despojado de la compañera con tan trágico fin.
Eran tiempos en los que había muchos espacios verdes donde jugar (mejor dicho, marrones o rojizos, según fuera la tierra de la región, ya de puro suelo pelado después de tanto fútbol y fútbol comiéndose el pasto como oveja patagónica). También había muchos muchachos como para armar equipos. Y sin embargo, una pelota digna de satisfacer los requerimientos de amantes del deporte, solía estar ausente del acontecimiento cotidiano. También solían estar ausentes unos buenos botines con tapones: se jugaba con zapatillas lisas, y listo; si eran viejas y rotosas, en ciertos niveles sociales y lugares eso no era la gran vergüenza, incluso jugar descalzo no era mal visto. Usar camiseta de algún club era un sello distintivo de tal o cual muchacho hincha de él, perteneciente a una minoría que se ponía con orgullo los colores de su equipo, y de ningún otro.
Ya desde fines del siglo XX, el abaratamiento de los precios de pelotas, calzados y camisetas cambió el concepto de cómo se debe ir a jugar al fútbol: sin una pelota, de preferencia nueva, y calzado en buenas condiciones, se es poco menos que un miserable; ir con la camiseta del propio club o la de cualquier otro de moda por sus triunfos internacionales, es indistinto, así que poco importa el orgullo de hincha. Hay camisetas baratas y carísimas; la que sea, pero hay que estar a la moda de ponerse una camiseta de club: nadie será mal visto vendiéndose al snobismo. Hasta las chicas lo hacen, y muchas a la hora del partido van así por la calle y no saben ni les importa si el equipo está ganando o perdiendo. Los ingleses partidarios del rugby que a fines del siglo XIX calificaron al fútbol como femenino y destinado a una pronta desaparición, no le erraron tanto al menos en lo primero: en Estados Unidos, la mitad de quienes lo juegan son chicas, y en Latinoamérica ellas abundan en las tribunas de los estadios. En ellos también abundan lágrimas de hombres en ocasiones de derrotas importantes, cosa inconcebible décadas atrás, en que rara vez se veía a perdedores anteponer la debilidad a la dignidad.
La ciudad se ha llenado de camisetas futboleras por la calle, las pelotas abundan, pero ya no son resistentes y durables como aquellas de cuero, que a veces se ponía duro, y con la lluvia se hacía pesado; ahora son de material sintético, tan liviano que suele describir trayectorias extrañas e imprevisibles que sorprenden y engañan a los arqueros. Alfredo Distéfano, para fundamentar que el juego debía ser por el piso, decía a sus dirigidos que “la pelota es de cuero, el cuero es de vaca, la vaca come pasto, por lo tanto la pelota debe jugarse por el pasto”, pero como ya no es de cuero y es ultraliviana, suele andar demasiado por arriba. Se rompe tan fácil que y es tan barata que se olvida y se reemplaza rápida e insensiblemente. Hay que ser demasiado pobre o miserable para no comprar una cada tanto, varias veces al año. El dueño de la pelota ya no es el mesías que salvaba a los dependientes de él, que si se demoraba o faltaba, los condenaba al infierno de la frustración, al purgatorio del aburrimiento o, a falta de la Pelota Prometida, a vagar como los judíos por el desierto en busca de algún grupito jugando que les diera cabida. El dueño de la pelota es ya sólo uno más entre los cuatro o cinco que llevan una, de donde se puede elegir la mejor. Y la mejor no es de las más baratas y efímeras, pero así y todo tampoco cuesta tanto.

La pelota ya no es un objeto de culto: si es de las mejores y durables, carece de esa singularidad por la que poseerla sea algo trascendental reservado a elegidos, porque los compañeros de juego también tienen una así; si es de las baratas, es lo más parecido que existe al preservativo. Está para ser usada y desechada (más temprano que tarde), gastándose prontamente sobre cemento o asfalto, porque los espacios verdes o de tierra han sido reducidos a un mínimo.

Mientras tanto, tres rituales profanos que han destronado al sagrado del fútbol de barrio (emborracharse, drogarse y chatear), han desertificado los pocos espacios de juego que quedan, llevándose a la juventud lejos de la actividad física, de la salud, y de edificar una sociedad con algún futuro que valga más la pena ir hacia él, que tomarse la máquina del tiempo, si existiera, de regreso a las épocas de la pelota de cuero.

Claudio Omar Rodríguez
Monterrey, 29 de mayo de 2009

jueves, 3 de diciembre de 2009

Inadecuado mensaje extrafutbolístico del himno oficial de Sudáfrica 2010

"Waving flags" (Agitando banderas), del rapero somalí K`naan, no representa el espíritu deportivo y fraternal de la Copa del Mundo de la FIFA

Ya empezaron mal: puro resentimiento, ánimo de revanchismo, y no deportivo, sino social, contra la opresión; una cancioneja cualquiera de protesta, sin nada alusivo al fútbol. Un nuevo fracaso de la Humanidad y de la FIFA, haciéndosele lugar a un mensaje que contradice la finalidad para la cual, tras el horror de la Primera Guerra Mundial, Jules Rimet concibió la idea de la Copa del Mundo: unión y fraternidad internacional. Y pensar que hubo himnos y marchas deportivas tan hermosas como la de Argentina '78, que reflejó el espíritu de aquellla finalidad del acontecimiento ("brindaremos al hermano de otras tierras nuestras obras y hospitalidad, y así brindar a todos nuestra enseña grande y fraternal, azul y blanco cenestial"), o el tema de Italia '90, o el de los Juegos Olímpicos de Seul '88 ("Hand to hand").
¡Cómo se ha involucionado, qué primitivismo mental -hasta en la melodía- para llegar a esto! La decadencia de las ideas e ideales como clara señal apocalíptica de un mundo cayéndose a pedazos, con esta antesala africana de la incertidumbre y el temor de 2012. Tanta pobreza creativa para componer un himno y postularlo, y tanto desubique del comité organizador para efectuar la selección de un mensaje tan inadecuado para un acontecimiento deportivo de integración internacional, no ayudan para nada a la dignificación de los africanos. Así, más bien, dan lástima; son la expresión del abandono internacional que padecen, es cierto, pero politiquerizar así un Mundial de Fútbol va a disgustar más de lo que pueda sensibilizar para promover a la solidaridad.

ClaudiOmaR
*
La letra en inglés (Waving Flag):

When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
Born to a throne, stronger than Rome
But Violent prone, poor people zone
But it’s my home, all I have known
Where I got grown, streets we would roam
But out of the darkness, I came the farthest
Among the hardest survival
Learn from these streets, it can be bleak
Except no defeat, surrender retreat
So we struggling, fighting to eat and
We wondering when we’ll be free
So we patiently wait, for that fateful day
It’s not far away, so for now we say
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
So many wars, settling scores
Bringing us promises, leaving us poor
I heard them say, love is the way
Love is the answer, that’s what they say,
But look how they treat us, make us believers
We fight their battles, then they deceive us
Try to control us, they couldn’t hold us
Cause we just move forward like Buffalo Soldiers
But we struggling, fighting to eat
And we wondering, when we’ll be free
So we patiently wait, for that faithful day
It’s not far away, but for now we say
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
(Ohhhh Ohhhh Ohhhhh Ohhhh)
And everybody will be singing it
(Ohhhh Ohhhh Ohhhhh Ohhhh)
And you and I will be singing it
(Ohhhh Ohhhh Ohhhhh Ohhhh)
And we all will be singing it
(Ohhh Ohh Ohh Ohh)
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
When I get older, I will be stronger
They’ll call me freedom, just like a Waving Flag
And then it goes back, and then it goes back
And then it goes back
When I get older, when I get older
I will be stronger, just like a Waving Flag
Just like a Waving Flag, just like a Waving flag
Flag, flag, Just like a Waving Flag.


La letra en español (Waving flag):

Cuando sea mayor, seré más fuerte
Me llamarán libertad, como una bandera que flamea
Cuando sea mayor, sere más fuerte
Me llamarán libertad, como una bandera que flamea
Y después vuelve, y después vuelve
Y después vuelve, y después vuelve, oh
Nacido para el trono, más fuerte que Roma
Un violento ímpetu, pobre gente
Pero es mi casa, todo lo que he conocido
Cuando sea grande, las calles tomaremos
Pero fuera de la oscuridad, vengo de un lugar remoto
Soy un duro sobreviviente
Aprender de estas calles, puede ser duro
No se aceptan derrotas, imposible rendirse
Entonces nosotros luchamos, peleando por comer y
nos preguntamos cuándo seremos libres
Entonces pacientemente por los días esperados
No están tan lejos, entonces por ahora decimos
Cuando sea mayor, seré más fuerte
Me llamarán libertad, como una bandera que flamea
Y después vuelve, y después vuelve
Y después vuelve, y después vuelve, oh
Tantas guerras, traspasando barreras
Trayéndonos promesas, dejándonos pobres
Los escuché decir el amor es la manera
Pero mirá cómo nos tratan, nos hacen creyentes
Peleamos sus batallas, entonces ellos nos engañan
Tratan de controlarnos, no nos podrían retener
Porque nos movemos como soldados
Entonces nosotros luchamos, peleando por comer y
nos preguntamos cuándo seremos libres
Entonces pacientemente por los días esperados
No están tan lejos, entonces por ahora decimos
ohhh ohhh ohhh ohhh
Y todos estarán cantando
ohhh ohhh ohhh ohhh
Y todos estarán cantando
ohhh ohhh ohhh ohhh
Cuando sea mayor, seré más fuerte
Me llamarán libertad, como una bandera que flamea
Como una bandera que flamea, como una bandera que flamea
Bandera, bandera, como una bandera que flamea.

http://www.youtube.com/watch?v=utl-uOdX12w&feature=player_embedded

martes, 10 de noviembre de 2009

El escándalo universitario de la minifalda de Geisy

Que usar una minifalda en la universidad provoque un revuelo en todo el alumnado, podría ser una escena comprensible en tiempo anterior al siglo XX, o en el Islam. Pero ocurriendo en Brasil en pleno siglo XXI, el caso abre una incógnita para el cuestionamiento: ¿qué tienen en la cabeza esos futuros profesionales (que ya sea como tales o como seres humanamente inservibles, no podrán sino llevar a la ruina a la sociedad) repitiendo, veintiún siglos después, la escena de los que querían apedrear a la adúltera salvada por Jesucristo? A Geisy Arruda la tuvo que salvar la policía militar. La panorámica de los balcones y pasillos del edificio llenos de alumnos gritándole "¡Puta, puta!...", se asemejaba a un amotinamiento en una cárcel.
Tan increíble desorden provocó en las autoridades universitarias la búsqueda de una solución facilista, que se suponía que iría a ser la que menos problemas ocasionara: deshacerse de la alumna usándola de chivo expiatorio. De lo contrario, las medidas disciplinarias deberían tomarse con todo ese alumnado enardecido, comportándose como una masa fuera de control integrada por verdaderos enfermos mentales, delincuentes, represores al mejor estilo de la Inquisición. Pero lo facilista se les tornó de lo más complicado, porque la repercusión noticiosa nacional e internacional del hecho sobrepasó cualquier cálculo imaginable, y porque la sociedad brasileña se puso en favor de la alumna y en contra de las autoridades que la expulsaron y que, ante tanta presión, tuvieron que revocar esa medida. Las cosas se dieron vuelta, y el escándalo pone ahora en juicio a esas autoridades y al alumnado.
Ya es de imaginarse a Geisy en la portada de Playboy, en Big Brother y cuanto programa de televisión le pague bien. Sus estudios de turismo seguramente serán enriquecidos con numerosos viajes por el país y por el mundo, a los que se la invitará, y con empleo en muchas empresas que seguramente la solicitarán. Es increíble que no hayan previsto esto los que la expulsaron creyendo que la estaban castigando, cuando el favor que le hicieron no podría ser mayor.
Hoy es un personaje en Internet: la noticia, sus fotos y videos están por todas partes en sitios de diversos idiomas. El mundo no se merecería ni ganaría nada con que se distraiga la atención de la gente con un incidente de tan poca importancia, si de lo que se tratara fuera de la minifalda en sí; lo realmente importante del caso es cómo pueden estar en una universidad unos salvajes que deberían estar en el Amazonas con arco y flecha (y no como indios, porque ellos seguramente son más civilizados), en alguna pandilla de la favela, o en alguna cárcel, aunque hacia allí seguramente van unos cuántos de ellos, porque con gente así no se hace una sociedad mejor: se hacen bandas delictivas y profesionales corruptos.

Claudio Omar Rodríguez


En el video adjunto se escucha decir al locutor: "Ahora lo que nosotros queremos ver, efectivamente, es qué va a suceder con los verdaderos culpables de toda esta historia: aquellos vándalos, y vándalos de la peor especie... porque ellos no son estudiantes, no; tanto los muchachos como las chicas... precisan una disciplina, una corrección. Nosotros queremos ver la cara de ellos, es a ellos que queremos ver; queremos ver lo castigados que tienen que ser, expulsados, ellos. Y la opinión pública no es burra ni es boba: la opinión pública está clamando para eso.... Este tipo de cosas es inadmisible en Brasil... Vivimos en un país libre, la libertad es nuestra".

http://www.youtube.com/watch?v=R1HH2kNlb58


*

¿Quién se ha robado mi pizza?

Barrio Antiguo, ya el colmo

En el Barrio Antiguo de una Monterrey que rápidamente pasó de ser de las ciudades más seguras de Latinoamérica, a ser una de las más inseguras del mundo, se alternan la sobreabundancia de policías y hasta militares patrullando, con una ausencia total de vigilancia, en particular en el cruce de calles que registra el mayor número de incidentes: Padre Mier y Diego de Montemayor.
Noche del sábado. Poco después de pasar tres vehículos del ejército, con casi todos sus soldados apuntando los fusiles, como se debe, hacia arriba, excepto uno apuntando a la gente (vaya a saber quién instruyó a ese inepto; NO NECESITAMOS INTIMIDACIONES DE NADIE), en momentos en que policías motorizados, en bicicleta o a pie no se veía uno solo, tuvieron lugar dos peleas y, lo insólito: dos chicas llegaron a la referida esquina, una de ellas quejándose de haber sido despojada de la pizza que acababa de comprar en el Café Iguana. No se trataba de una porción, sino de una pizza entera. Unos muchachos fueron en busca del individuo, al que la chica no pudo describir cómo era; difícil encontrarlo en esas condiciones, y cualquiera que casualmente llevara una pizza podría recibir una paliza.
A los pocos minutos, la bellísima chica volvió a pasar por esa esquina con su amiga, llevando una caja de pizza, pero no era la sustraída: había ido a comprar otra y estaba llorando. Ese momento fue el COLMO de lo que está pasando en este barrio, y marcó el ACABOSE, esto NO VA MÁS; es EL PRINCIPIO DEL FIN para la marginalidad que estuvo apoderándose del ámbito, provocando que mucha gente deje de frecuentarlo. Y provocando que esta nota sea escrita porque HA LLEGADO LA HORA DE RECUPERAR LO QUE HA SIDO INVADIDO.

Causas y consecuencias

Algo VA A TENER QUE HACERSE AL RESPECTO, o seguirán cerrando locales (como Bar Río, Kokoloco, San Pedro Antiguo, Uma, Tequilarte, El Cuartel de Villa, Café Paraíso -luego reabierto- La Casona, La Casa Amarilla, Mamba Azul, La Martina, el afrancesado que le siguió y no duró; El Color de los Sueños-Under, Elepe, Pícame!, Café Negro, Groovy, ABC, el piso superior del Wayé, y el declive de El Zócalo. Y no todo es por el asunto de la crisis económica y los narcos.
Por supuesto que los invasores no son concientes de serlo o, si algunos lo son, no les importa: cumplen el típico papel parasitario de acabar con los recursos de donde llegan a instalarse y, cuando todo queda devastado, se van en busca de otro ámbito donde repetir el patrón de comportamiento.
"Yo era cliente de ahí y lo arruinaron llenándolo de nacos con esa mierda de música", le gritó un treintañero bien vestido que iba con dos chicas refinadas, a uno con letrero publicitando a un antro en La Esquina de los Conflictos. En ella subsiste desde hace varios años, a duras penas, un telescopio pretendiendo aportar un mínimo de nivel cultural en el lugar que debería ser adecuado (por la esencia del barrio), pero que se tornó inadecuado, por lo que hace rato que allí dejó de sonar el violín que aportaba un toque de distinción, y cuyo ejecutor, al proponérsele regresar para que volviera a efectuar tal aporte, contestó: "El barrio merece morir". Pero lo que merece es un violinista, porque no hay que confundir barrio con usurpadores.

La realidad del asunto

Diversidad y tolerancia son una cosa; irresponsabilidad es otra, y ser responsables exige SELECTIVIDAD en una ciudad cosmopolita donde al turismo internacional de los hoteles céntricos les pueda ser ofrecido un paseo por un barrio presentable, y no vergonzosamente RECOMENDABLE PARA NO SER VISITADO NI POR ASOMO.
La exigencia de ser selectivos con lo que el barrio debe ofrecer (sistemáticamente REGLAMENTADO, con una REUBICACIÓN FUERA DEL BARRIO, de lo que no encaje en la línea cultural que se demarque), puede basarse en la simplificación de la problemática actual observando esta fórmula: cumbias villeras + reggaetón + cerveza barata + no cover = gente de una clase socioeconómica y una urbanidad a grado de ordinariez que ahuyentó a gente de otra clase y que ahora que arruinó al barrio, ha empezado a desaparecer también. Así resumidas las causas del problema, no es tan difícil proponer la solución.

"De eso no se hable"

Quien se atreva a publicar en la prensa que ESTO ES ASÍ, será acusado de etnofobia, elitismo, fascismo; por lo que la falsa moralidad ésa de la "no discriminación" sólo está haciéndole el caldo gordo a lacras urbanas que, así, tienen carta blanca para infestar los espacios de esparcimiento nocturno sin que nadie les ponga un alto. Con otra clase de música y otros precios de acceso y bebida, no habría necesidad de cerrarles el paso, porque con eso se van a ir solitos. Eso sí, con rumbo a lugares que sean abiertos en una zona de reubicación para los empresarios que no han estado entendiendo que esto no es el San Bernabé II.
"El barrio se tiene que acabar, para que se vaya toda esta gente que llegó, y empezar otra vez, con la que había antes", dijo un señor de una tienda de abarrotes de la zona. "Estuve en Cumbres con gente de ahí que dice que ya no va más al barrio por todos esos nacos que hay. En el Centrito Valle escuché lo mismo", comentó un treintañero de Villa de Santiago. Otro de la misma edad, que fuera de los socios del ex-Gárgolas, hoy Clandestino, ahora empresario de promociones de eventos y representaciones artísticas, sostiene que "ir al barrio no es divertido, la gente no va a divertirse, va nada más a tomar y a drogarse porque no se sabe divertir, y porque la mayoría de los dueños de los locales no saben hacer que la gente se divierta. En el Halloween la gente andaba poco alcoholizada porque se estaba divirtiendo por las calles". Y tras los destellos de la fiesta pagana de los disfraces, cuando se iban todos, "el último, que apague la luz". Y a la semana siguiente, todo se mantuvo en la oscuridad de las semanas anteriores. Hablando en sentido figurado, claro; porque hablando literalmente, habría que referirse a esos focos de luz blanca que pusieron en los faroles: si acaso se pretendió que fueran algo así como reflectores carcelarios para hacer más visibles a los transeuntes, no solamente son ineficaces a tal fin, sino que le han quitado a las calles el encanto de las luces amarillentas, más acordes con la arquitectura antigua; algo que será necesario reponer.
El Barrio Antiguo agoniza. Calles semidesérticas y locales casi vacíos en jueves y viernes, y los sábados con una cuarta parte de la gente que era habitual, son el más acabado DESASTRE. Por lo pronto, si compran pizza ahí, cómansela rápido.

Claudio Omar Rodríguez
Monterrey, 9 de noviembre de 2009

miércoles, 1 de abril de 2009

Un presidente para los ideales de un país que ya no existe



Fui a verlo y apoyarlo en la cancha de Estudiantes de La Plata y en el Obelisco, donde éramos un millón de personas. La noche de las elecciones fue una fiesta. Nada hará olvidar el éxtasis que sentimos ellos los radicales y los neutrales que lo votamos, con la derrota de la patota peronista y el final de siete años de represión. Pero los peronachos y los milicos siguieron haciendo de las suyas, volviéndole el gobierno imposible.

Cuando renunció y lo reemplazó el vendepatria mayor del siglo XX, ya era demasiado tarde para darse cuenta de que la Argentina por lo menos estaba buscando un rumbo como nación, mientras que del 89 en adelante lo perdió para consolidar su nuevo rumbo como republiqueta corporativa, ahora principalmente sojera.

A inicios de 1988 fui hasta la quinta presidencial en Chapadmalal y le dejé a quien me atendió, un libro de regalo, escrito por mí, en una edición artesanal. Trataba sobre cómo había sido elaborado el plan del mundo para que la humanidad fuera un fracaso como especie, una sociedad imposible de enderezar. Nunca supe si lo leyó, pero de haberlo hecho, siendo que todavía no se hablaba abiertamente como ahora sobre conspiraciones cósmicas y gobiernos serviles a ellas, quizá al menos pueda haber tenido la suficiente imaginación para intuir que el misterioso regalo sonaba un tanto a advertencia: las cosas siempre fueron peores de lo que parece, y podrán ser peores de lo que están. Sin lugar para el optimismo, tampoco era de esperarme una respuesta suya; la suerte del planeta estaba echada, y la Argentina caminaba hacia la catástrofe, sin que nadie al timón pudiera cambiar el curso. No recuerdo qué le escribí en la dedicatoria del libro, pero estoy casi seguro de que nada que augurara grandezas, más bien, apenas claridad para comprender el estado de las cosas tal como son, y quizá un deseo de libertad para los que las habláramos entre tanta falsedad de unos y silencio cómplice de otros para que las verdades nunca se sepan.Hoy en la Argentina lo falso y el silencio son socios. Al igual que en todo el continente, en todo el mundo.

En ese contexto, Alfonsín no tenía por qué ser nuestra esperanza, sino apenas nuestra realidad que aceptar, con sus desaciertos incluidos.

A diferencia de otros políticos anteriores y posteriores a él, podrá ser juzgado por la historia, sin haberlo sido, en vida, por los tribunales.

sábado, 21 de marzo de 2009

Callate, Pelé Banana...


Diego "es un ejemplo negativo"


Pelé criticó al actual DT del seleccionado argentino y puntualizó que "fue un excelente jugador pero, por desgracia, todo el mundo puede ver lo que hizo con su vida"

El ex futbolista y tricampeón mundial brasileño Edso Arantes do Nascimento, Pelé, criticó al actual entrenador del seleccionado argentino, Diego Armando Maradona, al denominarlo "un ejemplo negativo".

El ex futbolista brasileño, de 68 años, tildó a Maradona de "ser un ejemplo negativo" y puntualizó que "fue un excelente jugador pero, por desgracia, todo el mundo puede ver lo que hizo con su vida", publicó hoy el diario español Sport, de acuerdo a una entrevista realizada por la radio brasileña Jovem Pam.

En declaraciones a esa emisora, Pelé citó al brasileño Kaká, el francés Michel Platini y el alemán Franz Beckenbauer como los ejemplos contrarios al de Maradona.Pese a que el brasileño, campeón mundial en 1958 (Suecia), 1962 (Chile) y 1970 (México), dijo que Maradona fue un excelente jugador, no perdió la oportunidad para aclarar que el crack argentino campeón del mundo en México 1986 "no sabía cabecear".

Como si fuera poco, Pelé destacó que sus compatriotas Robinho (jugador del Manchester City de Inglaterra) y Ronaldo (Corinthians de Brasil) han estado relacionados con la droga en algún momento de su carrera deportiva. "Es injusto hablar de drogas en el fútbol sólo por causa de uno o dos casos, como sucedió con Ronaldo o con Robinho que tuvo este problema", dijo Pelé. Hasta la fecha las únicas personas en acusar a Ronaldo de consumo de cocaína fueron los tres travestis que intentaron extorsionarlo el año pasado en un motel de Río de Janeiro. En cuanto a Robinho, en Santos, todo el mundo conocía la amistad que tenía con Naldinho, detenido en 2005 por encabezar una cuadrilla que vendía drogas y blanqueaba dinero.



Respuesta de Claudio Omar Rodríguez:


El negativo sos vos, Pelé banana: ¿quién o qué obligaba acaso a Maradona a tener que ser ejemplo de algo que no fuera jugar al fútbol tan bien como vos -si no mejor-, pese a no tener tu estatura para cabecear? Lo que haya hecho de su vida es cosa suya, así como lo que haya hecho tu hijo de su vida es cosa de él, pese a que tus críticas merecerían que las responsabilidades sobre la deficiente educación que le diste, traducidas en los resultados conocidos, te convertirían en EJEMPLO DE NADA.


Nota: "Brasil: Pelé banana" (expresión bromista argentina complementada por la pregunta de cierto brasileño que dijo: "¿pelar cual banana?, a la que se le respondió: "pelan banana de los argentinos").

martes, 20 de enero de 2009

Sobrevaluaciones existenciales y devaluación humana





Codependencia y no-compromiso

Para observar y comprender el comportamiento de las personas, hay dos formas de relaciones humanas que debemos tener en cuenta: la codependencia y el no-compromiso. Las personas codependientes están sobrevaluando a alguien de quien necesitan depender, y están autodevaluándose. Las no comprometidas prefieren devaluar a los demás: a nadie le dan tanta importancia, pueden sustituir como pieza de recambio a cualquiera.

Soledad

El miedo a la soledad, en el primer caso, se manifiesta aferrándose a alguien en particular; en el segundo, recurriendo a quien sea que esté disponible entre opciones múltiples, evitando que alguna de ellas en particular se torne tan importante que, si llevara a la codependencia y después faltara, pudiera generar una soledad difícil de sobrellevar. Así, ese miedo adquiere un valor tan alto que no se sabe cómo se podría vivir sin él.
La tecnología y el abaratamiento del costo de las comunicaciones electrónicas han posibilitado aumentar las opciones de relación, ya sea por teléfono o por chat, e incluso concretando citas al instante por esos medios, alguien puede evitar sentirse tan solo, si acaso lo estuviera. Hubo un tiempo en el que había que salir al mundo en busca de amigos, o bien ellos llegaban a casa, y había que cuidarlos porque solían ser pocos. Ahora nos llegan a veces no se sabe de dónde, por el MSN o el Facebook, y sumados a los que agregamos porque los vimos alguna vez donde les tomamos los datos, llegan a ser tantos que uno puede darse el lujo de descuidarlos,
desatenderlos, eliminarlos de vez en cuando.
Cuando se tiene tantas opciones de amistades, es difícil hacer preferencial a alguien en particular. Como decía hace unos años una frase que leí: "Ahora, con MSN Messenger, vas a tener tantos amigos que no tendrás tiempo para dedicarles" y yo decía: si no voy a tener tiempo para ellos, ¿para qué los quiero, y para qué quiero el MSN Messenger?

Depresión

Si tener tanta gente en la vida de uno, sirviera por lo menos para no caer en la depresión, en la sensación de vacío, de no importarle a nadie, entonces podríamos contar con la tecnología de las comunicaciones para vivir mejor. Pero cuando ella nos ha ido convirtiendo en una alternativa más entre muchas, la persona con la que de pronto quisiéramos estar, puede que tenga la atención repartida en varios de sus contactos, quizá un poco en nosotros; y tampoco ella captará nuestra entera atención, tan fácilmente repartida en otros como la suya. Nos damos cuenta de que nadie es de vital importancia para nadie, hacemos sentir a otros al mismo nivel de importancia de terceros, o más abajo, rara vez más arriba, y así nos hacen sentir, devaluados. Cuando con la sensación de soledad resultante, alguien llega a percibir lo poco que le importa a los demás, de ahí a los estados depresivos puede haber un solo paso.
Si deprimirse fuera considerado una enfermedad social-cultural antes que psíquica, el problema estaría resuelto desde la escuela: se enseñaría a los niños y adolescentes a autovalorarse y a asignarle el debido valor a los demás; al menos a alguno que otro de los demás, aunque sea a uno solo. A veces con poner dedicación a una sola persona que pueda necesitar de alguien, puede evitar una tragedia.
Si la depresión fuera causada por un problema interno del individuo que debiera ser resuelto con fármacos y psicoterapia, se trataría de un problema real, pero es ilusorio (como dijo Facundo Cabral: "no estás deprimido, estás distraído"): es una enfermedad social instalada en la cultura, y constituye un gran negocio médico, psicológico y farmacológico, que también puede extender las consecuencias al rubro funerario y, de ahí, al de marmolerías, broncerías y florerías. La industria de la depresión hasta se ha vuelto una moda: deprimirse es "in", permite pertenecer al círculo de los amargados que creen que si fueran alegres los dejarían solos y se deprimirían. Los chicos Emo, con sus ropas, accesorios, música, y productos varios que consumen, son una de las vertientes del gran negocio de la depresión. Ella tiene alta cotización en el mercado, hasta se ha vuelto deseable padecerla.

Bisexualidad y droga

Pero para entrar al círculo de los trastornados mentales con pase libre, es bien visto que entre los requisitos reunidos, estén la indefinición sexual y la disposición a drogarse. La ecuación es muy simple: si no se sabe lo que se quiere de la vida, y cualquier tipo de perversiones "experimentales" otorgan perfil de persona atrevida a todo, mientras los demás quedan como unos cobardes moralistas conservadores, de ahí a alimentar económicamente las redes del narcotráfico el paso es muy corto. No tener unas claras definiciones sexuales, éticas y de autovaloración, lleva a que drogarse se considere una viveza, una capacidad de resolución, y que una estrella de rock muerta de sobredosis sea glorificada como si hubiera atravesado el portal de los dioses del Olimpo, como aquél de los Doors, que cumplió con su sentencia: "vive rápido, muere pronto y sé un bonito cadáver", porque no tuvo salud ni altura mental para quedarse a vivir sin prisa, mucho, y ser un bonito viviente.
La indefinición sexual que está de moda, así como la depresión, tampoco es una realidad mental, sino una ilusión social y cultural que ha sido implantada en las mentes. La bisexualidad es más una idea ejecutada como un juego de simulación, que como una necesidad interna. Los jueguitos bisexuales forman parte de los rituales adolescentes que definen quién está dentro o fuera del círculo. Dentro del círculo puede encontrarse la droga más fácilmente que afuera, así que pagar el derecho de admisión con el ano roto o teniendo que romper alguno, puede ser preferible a quedarse sin suministros. No se trata de homosexualidad ni de lesbianismo: ya no estamos en tiempos de ser o de tener, sino de parecer; actuar homosexualmente, basta para lograr el derecho de admisión, aunque eso no signifique homosexualidad, psicológicamente hablando. De ahí que no es que haya más homosexuales que antes, sino más gente que está jugando el juego de las apariencias.
Terminado el juego, algunos se quedarán pegados a una nueva inclinación sexual, y otros volverán a la heterosexualidad a la que realmente pertenecían.

La autoridad

A todo esto se suma que los padres permisivos que dejan librados a su suerte a los hijos, carecen de vocación y oficio para ejercer la paternidad responsablemente, y proceden de unas últimas generaciones que se suponía iban a ser la esperanza del mundo, y terminaron empeorándolo; no están en condiciones de orientar a nadie. Sus hijos pueden manipularlos a su antojo, las reglas en el hogar y en la escuela han sobrepasado el límite de la flexibilidad, porque entre toda la devaluación humana existente, la autoridad ha perdido todo valor; en la casa, en la escuela, en los cuadros policiales, en el gobierno.
Lo único que tiene un valor indiscutible son las transnacionales del nuevo mundo corporativista neoliberal; ellas son la autoridad, se han apoderado de los países, dictan las reglas, y los gobernantes, los policías, los maestros, los padres y finalmente los hijos, todos obedecen. La regla básica es que ninguno de nosotros vale nada para cambiar al mundo, ni siquiera para cambiarse a sí mismo; sólo estamos aquí para consumir lo que se nos ordene, y si ha sido ordenado que la droga debe ser distribuida para que los ciudadanos sean fácilmente manipulables, no habrá gobierno, policía, maestro o padre con fuerza alguna para oponerle resistencia.

Felicidad ficticia

Drogarse o emborracharse tiene un costo: la búsqueda de la felicidad requiere recursos económicos, y una crisis mundial como la que está sucediendo, puede hacer que unas cuántas máscaras se caigan. Está el caso de Islandia, que estaba clasificado como uno de los países con la gente más feliz del mundo, y en solamente dos años ha caído a los últimos puestos. Porque era una felicidad basada en factores económicos sobrevaluados, no en valores humanos. Como lo humano está devaluado, las sociedades se construyen sobre el dinero, y ningún sistema económico creará otra felicidad que una ficticia que se desmoronará como un castillo de naipes ante una crisis económica.

En conclusión

El dinero está sobrevaluado. La droga está sobrevaluada. La bisexualidad está sobrevaluada. La depresión está sobrevaluada. El miedo a la soledad está sobrevaluado. Todo eso está sobrevaluado porque uno mismo se ha devaluado y ha devaluado la importancia que otros tienen en la vida de uno. Hay alguien, por encima de todos nosotros, a quien le conviene que así funcionen nuestras mentes y nuestra sociedad. Porque los países ya no se construyen desde adentro, sino que son progresivamente ocupados, movidos y reconfigurados por intereses foráneos sin bandera, disfrazados de salvadores del pueblo en carácter de inversionistas de tal o cual país, al cual ni siquiera se llevan el dinero del pueblo explotado, para que circule entre el pueblo de ellos, porque las cuentas están en Suiza o las Islas Caimán. Así ya no tenemos países; vivimos en republiquetas pseudodemocráticas donde el único poder del pueblo consiste en que le sea dado lo que el pueblo pide, en tanto y en cuanto eso que pide sea mierda. He ahí la célebre frase de cierto empresario televisivo que dijo que si el pueblo pide basura, hay que dársela. A eso le llaman democracia: a sobrevaluar la pobreza mental que constituye un capital humano útil, explotable. Las telenovelas baratas de dramas pasionales de la empresa de ese señor, son alimento incomparable para mantener a las mentes en sintonía constante con la idea de que una vida de martirios y de bajeza humana conduce al final feliz de princesas y príncipes azules.
La revaluación de nosotros mismos no va a estar promovida por ningún sistema político, educativo o económico; esto ya es un sálvese quien pueda, y ni los grandes medios de comunicación ni las redes sociales de Internet van a lograr más que reorientar a una minoría, hecha de rebeldes, disidentes que se les escapen por las grietas del sistema a los que se encargan de mantener a cada uno en su triste lugar. Porque sólo una minoría entiende que el verdadero rebelde no es el que se rebela con vicios o degeneraciones: los que lo hacen queriendo diferenciarse del resto, terminan siendo un resto indiferenciado, uno más en el común denominador, en el que los heterosexuales y los que no se droguen deberán empezar a hacer sus propias marchas del orgullo cuando ellos terminen siendo los discriminados por no integrarse. Si así están las cosas, y si rebelarse siempre fue ser de una minoría, entonces ser rebelde de verdad y no oveja bisexual, deprimida y drogada de rebaño, supondrá saberse miembro de una minoría devaluada por los otros, pero suficientemente autovalorada para montar la existencia sobre valores reales, y no sobre ilusiones que son meros implantes socioculturales en mentes débiles.


Claudio Omar Rodríguez
Monterrey, 20 de enero de 2008
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Hablaré de esto el jueves 22 de enero de 19.00 a 20.30 hora de Monterrey, México, (1.00 a 2.30 GMT del viernes 23) en el programa radial "Diversidad", de XHWEB, conducido por Edmundo Vidales. www.xhweb.com.mx (clic donde dice "escúchanos en línea" o "escúchanos en vivo")
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